viernes, 25 de mayo de 2007

Algunas empresas pueden aprender de las revistas del corazón

Hola,

¿Cómo están?

El tema de hoy surgió de una visita a una peluquería. Si, de vez en cuando voy a que me corten el pelo. :=)

El tema es que tuve que esperar un poco. En esa espera me topé, como es normal en estos casos, con una de esas revistas del corazón que tienen los chismes/rumores del mundo del espectáculo y vi algo que me sorprendió gratamente. Los rumores estaban clasificados a través de un porcentaje que era la credibilidad del rumor. Si bien no explicaban por qué o cómo se le asignaba ese porcentaje, creo que ya había un progreso en poner una probabilidad del rumor. A continuación una imagen de un rumor que elegí:


Este hecho me sorprendió gratamente, porque en Midas clasificamos las informaciones que recogemos durante la etapa de recolección de acuerdo a la credibilidad de la fuente y de la información (la información puede venir de una fuente creíble pero la información misma no serlo o viceversa). La mayoría (por no decir casi todas) de las empresas con las que trabajamos no tienen un sistema de clasificación de informaciones. Las explicación que normalmente recibimos es que eso se hace informalmente y que las informaciones no confiables se descartan. A decir verdad, si bien el cliente siempre tiene la razón, dudo que ese proceso se haga y creo más en una falta de metodología.

El principal beneficio de clasificar las informaciones y las fuentes es que el análisis que hacemos conoce en qué información basarse y en cual no o por lo menos los riesgos que tiene basarse en informaciones parcialmente correctas. Además, al conocer las incertidumbres (por la falta de confiabilidad de algunas informaciones) que se nos van generando a medida que va avanzando el proyecto podemos ir chequeando con otras fuentes esas mismas incertidumbres y tener un panorama más claro de las mismas y quizás reducirlas completamente.

Moralejas:

La primera moraleja es que el profesional de IC debe trabajar 24x7 (anglicismo para 24 horas, 7 días a la semana) para ver que buenas ideas puede implementar en su empresa. Todas las ocasiones son buenas (además de cuando voy a la peluquería) yo lo hago, por ejemplo, cuando voy a comer a un restaurante, a comprar libros, al supermercado, etc. Aunque lamentablemente no cobro por mis servicios en esos casos, sino que es un ejercicio meramente intelectual.

La segunda es que el análisis se puede mejorar sensiblemente con sólo implementar este tipo de actividades, ya que no estaremos basando nuestras conclusiones en informaciones con una débil credibilidad. Lo mejor de todo es que no lleva ni demasiado tiempo, ni demasiado esfuerzo

Un defecto importante que veo en los algunos consultores con los que hemos trabajado es que no prestan atención a las fuentes, sino a las conclusiones. Las veces que hemos tenido que tomar proyectos a los que yo cariñosamente denomino “muertos” que han sido comenzados por otros consultores y en los cuales nos contratan para revivirlos y presentar algo relativamente razonable al cliente final. Lo primero en lo que nos concentramos es en ver con quién había hablado nuestro antecesor y en qué tan creíble era la información obtenida. Las conclusiones ni las miramos, si la información está bien, llegaremos a conclusiones similares. Lo más común es que o sea un consultor honesto que no habló con nadie de peso en el mercado probablemente por falta de experiencia o que se trate de un consultor deshonesto y haragán que haya inventado las entrevistas. Parece increíble, pero hemos tenido más casos de los que querríamos recordar con fuentes y entrevistas inventadas.

¿Alguien quiere comentarnos acerca de sus experiencias con fuentes? ¿o las metodologías que usa para clasificar las informaciones?

¡Saludos y hasta la próxima!

Adrian

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